viernes, 20 de septiembre de 2013

Disculpad el melodrama

Este blog surge como una necesidad personal de expresar aquello que ronda por mi cabeza, cuando lo acotado de mis palabras me permita una clara descripción. Intentaré haceros partícipes, potenciales lectores anónimos, de mis alegrías y mis penas a lo largo de este recorrido que está a punto de comenzar y cuya duración es de un año. Es terapéutica porque con ella pretendo aliviar toda la tensión acumulada y para la que lamentablemente hoy por hoy no encuentro mejores vías de escape (:P).

Parrafito introductorio: Estudiante de 4º de medicina, explotao', criado en pleno barrio obrero del extrarradio madrileño, y, como diría Cortázar, con sed de "metafísica experiencia planetaria" (lo que quiera que eso signifique), tras 5 meses de largas vacaciones, podéis echarle la culpa de que me una a esto al vacío existencial que me produce sentirme como un nini. Soy una persona activa (jiji) y estar un mes haciendo el vago me amarga.

Tildado siempre de ser un tipo pragmático, de razonamiento fáctico y con una ingente deshumanización, cualidades concebidas por muchos como intrínsecas al arte de la profesión médica, y en cierto sentido necesarias; me veo de repente de bruces contra un muro. Ante un año que se antojaba monótono e insulso, me dispuse a tomar precipitadamente la decisión de pasar los próximos 9 meses de mi vida cursando la carrera en la alemana ciudad de Dresden (sí, la del bombardeo). Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que aquellos meses iban a estar repletos de horas de autoconciencia emocional que terminarían haciendo de este piltrafilla con complejo de House (o de Dios, según se mire) en alguien a quien sus amigos a día de hoy le recomiendan "tomarse las cosas con más calma", contrayendo lo que yo llamo "el síndrome de la folclórica viuda con marido torero": Tooodo es un drama. Tal vez ahora haya marchado al extremo opuesto, pero, oye, esto no es cosa de un día.

Pero es que si a la pérdida de un ser querido, el inicio de una relación clandestina a una edad tan tierna (y en la que uno tan fácil se encoña), un hermano que emigra al extranjero, el estrés típico del examen final de Anatomía Patológica y un verano de locos caracterizado por múltiples relaciones de usar y tirar (a las cuales yo defino como 'spam'); le sumas la incertidumbre de tu partida y sobre todo de qué sucederá a tu vuelta, normal que me haya vuelto un poquito hebefrénico. 

Por supuesto que no todo ha sido drama (ya empiezo), también ha habido momentos de comedia; de hecho estos meses de autorreflexión los calificaría sin duda como los mejores de mi corta existencia: ahora me conozco más que nunca, me he deshecho de los lastres que me frenaban y por fin me he convertido en la persona que quiero ser. Y eso es lo que me destroza, justo en el momento en el que soy plenamente feliz, plenamente yo, me tengo que librar de aquello que me ha ayudado a conseguirlo. Tengo un problema y soy consciente de ello, no puedo soportar el abandono. Y pensar que dentro de 9 meses las cosas pueden dar muchas vueltas y que toda esa gente que te ha aportado tanto pueda desaparecer no hace sino darme ganas de liarme a cabezazos contra ese muro que yo mismo me he construido. Sé que es algo que tengo que aprender a encajar, la gente viene y va. Pero todavía no, me niego, dadme algo más de tiempo.

Mención aparte merece mi pequeño affair de época estival. Los "momentos de película" (no tengo muy claro de qué genero) han sido dignos de la magia del cine, y me han devuelto la esperanza de que una parte del populacho de las plazas en mes de julio no es del todo subnormal. Creo en el destino, quizá no estemos hechos el uno para el otro, pero estábamos condenados a encontrarnos. 

Las relaciones humanas evolucionan, no es algo que me asuste, pero si de algo estoy seguro es de que nunca son en balde. Quería que entendieses mis idas de olla y mis recuerdos absurdos traídos de los rincones más recónditos del mundo. Aunque de una manera distinta, pienso seguir ahí, y soy muy insistente (no os hacéis a la idea de cuánto). Así pues, no oirás de mí la palabra "adiós" sino "hasta pronto".

En definitiva, quiero resumir mi estado anímico con lo siguiente:

<<Estoy harto de coleccionar experiencias, es hora de coleccionar rutinas.>>

Por eso, queridos lectores, tanto si me conocéis como si no, mi único propósito es que si alguna vez os topáis con un individuo en una situación similar, tengáis algo de paciencia. Si es tan cansino es porque te aprecia. Es una situación muy dura, y la locura es sólo transitoria.

Ahora toca partir, hacer maletas, y unas semanas de horrorosos trámites burocráticos. Pensando en todo lo que me quedaba por zanjar en Madrid, me he dado cuenta de que ya está casi todo hecho. El miedo al futuro me hizo pensar que quizá esto era un error, que debería haberlo pospuesto otro curso, pero me doy cuenta de que me voy justo en el momento adecuado. Tengo muchas ganas de emprender este viaje y de comenzar esta tregua de un año (y, por qué no, de estar todo el día de despiporre como buen Orgasmus). En el plano de los estudios, espero no acabar muy pronto hasta los huevos.

En mi entregas venideras intentaré que esto sea un poco menos autobiográfico y mostrar al mundo las singularidades y la idiosincrasia de la cultura alemana (que vaya telita tienen, todo sea dicho). Pero para eso aún quedan unos días.

¡Qué difícil es esto de escribir, jodé!

Besicos